Viajar tras el coronavirus: cambios y tendencias

El sector de los viajes, uno de los que más contribuyen al empleo y la riqueza a nivel global, atraviesa una grave situación por el coronavirus. El confinamiento y el miedo a la propagación del COVID-19 han impactado de lleno en la industria del turismo: se estiman unas pérdidas de entre 910.000 millones y 1,2 billones de dólares en ingresos por exportaciones del turismo y entre 100 y 120 millones de puestos de trabajo están amenazados, según los datos de la Organización Mundial del Turismo.

 

Además de ese duro golpe económico, al igual que los atentados del 11-S cambiaron las rutinas de los pasajeros de avión, la pandemia también va a obligar a incrementar los procedimientos de protección y limpieza en aeropuertos y aviones. Así, no sería de extrañar que se tomara la temperatura corporal por infrarrojos, se pasara por el control de pasajeros, el check-in o la puerta de embarque sin tocar las superficies mediante sistemas biométricos o fuera obligatorio pasar por cámaras de descontaminación para matar virus y bacterias en la piel y la ropa.

Para la seguridad en los aviones, surgen nuevos planteamientos en el rediseño de los asientos que procuran el distanciamiento social, como la propuesta de la empresa italiana Avionteriors. Consiste en cambiar a la posición del asiento central (180 grados) en las filas de tres pasajeros, de tal manera que esa persona viaja de espaldas a la cabina. El modelo se llama Janus y también prevé la protección con mamparas en cada asiento.

Certificados de inmunidad

Aparte de una desinfección continua, las aerolíneas antes de que los pasajeros suban al avión (o los gobiernos cuando estemos hablando de la entrada a un país) tal vez opten por imponer medidas que aseguren que estos estén en perfectas condiciones, a través de una prueba, un documento o carné que certifique la inmunidad. Por ejemplo, la línea aérea Emirates está realizando en el área de check-in un análisis de sangre rápido que proporciona resultados en tan solo 10 minutos. Luego, los pasajeros reciben un certificado con los resultados.

 

Destinos nacionales (y por carretera)

La sensación de inseguridad por viajar no solo en avión, sino también en tren y otros medios de transporte –en los que también deberán incrementarse las medidas de desinfección– propiciará un mayor uso de vehículos privados tanto para el día a día como para viajar: una de las tendencias en viajes serán los desplazamientos por carretera en coche, moto, bicicleta e incluso caravanas. Sobre todo porque los turistas considerarán viajar más dentro del propio país (al menos durante todo el 2020 o hasta que se suministre una vacuna) que a destinos internacionales.

Distanciamiento social en zonas rurales

Los propios viajeros también estarán más concienciados de la necesidad de autodesinfectarse y mantener el distanciamiento social. Esto hará que eviten las aglomeraciones de museos, discotecas, restaurantes… y opten por viajar a zonas rurales para estar en contacto con la naturaleza. Es más, es probable que se opte por acortar la duración de los viajes y se impongan las microvacaciones (escapadas durante todo el año) frente a los viajes largos una vez al año.

Aumento o disminución de la cobertura en seguros de viaje

Los seguros de viaje deberán ampliarse para ofrecer cobertura frente al coronavirus y que los turistas viajen tranquilos sabiendo que recibirán asistencia médica con los gastos pagados si se enferma por esta causa, aunque esto, tal vez, suponga incrementar las primas o a lo mejor solo a aquellos que superen cierta edad. También podría suceder que disminuyeran la venta de pólizas que permiten “cancelar por cualquier motivo” o que se especifiquen en ellas limitaciones para no ser tan generosas en caso de coronavirus o nuevas pandemias.

Estos y otros cambios que se están definiendo tal vez se queden para siempre o solo hasta que las personas vuelvan a confiar. Sea como fuere, la industria se recuperará y volveremos a disfrutar viajando más allá de nuestras fronteras.