Con la llegada del verano necesitamos descansar, relajarnos y disfrutar. Pero con el aumento de la incidencia del Covid, es complicados. Ahora más que nunca, debemos extremar las precauciones a la hora de viajar y de relacionarnos. ¿Cómo podemos protegernos y disfrutar del verano al mismo tiempo?
Lo cierto es que no podemos bajar la guardia y al mismo tiempo, necesitamos descansar.
Ya hemos pasado esa fase inicial de miedo paralizante en la que no sabíamos cómo era este virus ni cómo combatirlo, ahora, por suerte, sabemos cómo combatirlo y podemos poner todos de nuestra parte para erradicarlo.
El uso de mascarillas, una buena higiene, evitar los espacios cerrados y las aglomeraciones, son sólo algunos de los consejos que todos tenemos en mente. Pero teniendo en cuenta que empieza un periodo de descanso, disfrute y desplazamientos a diferentes lugares, es bueno que planifiquemos las vacaciones con optimismo, sin perder de vista la peligrosidad del Covid-19.
Viajar durante el Covid
Todavía hay mucha gente con miedo a viajar y eso es normal después de lo vivido. Lo recomendable es:
Programar: anticípate y baja tus niveles de estrés desde días antes de tu viaje con la meditación, re- programándote en positivo, disfrutando del cine y el teatro, haciendo deporte, etc. Si emprendes tu viaje en mejor estado anímico es más probable que lo gestiones mejor y lo disfrutes.
Personalizar: si tienes un poco de miedo, planifica un reto que no te desborde, amplia los kilómetros y el tipo de viaje progresivamente, iras ganando seguridad y autocontrol sin angustiarte. Elegir bien a nuestros acompañantes puede ayudarnos asentirnos más positivos y seguros en el desplazamiento y el retorno a cierta normalidad.
Ponderar: es muy difícil cuando tenemos miedo, pero hay que tratar de salir de ahí y llevar la atención a aquellas cosas que nos van a hacer sentir mejor. Usa lo aprendido en gestión del estrés y mindfullness, recurre a distractores agradables como la música, un libro, las series o una buena conversación que te ayuden a no prestar atención a las cosas que te dan miedo o te ponen nervioso.
Premiar: dado que estás haciendo algo que requiere mucho valor, que es enfrentarte a tus miedos, es bueno que te des una recompensa por el esfuerzo que estás haciendo.
Cada vez será más fácil viajar, eso es seguro, porque también estamos más acostumbrados a esta “nueva” situación, pero debemos ser pacientes, ir poco a poco y confiar en que podemos hacerlo.
Efectos psicológicos del Covid
El pasado año ha sido uno de los más complicados. El Covid ha supuesto un cambio radical en nuestras vidas. Los estudios dicen que se ha incrementado un 30% el número de jóvenes que sufren ansiedad o pánico y el consumo de ansiolíticos entre la población ha aumentado un 4´2% de 2019 a 2020.
La información que recibíamos durante los meses iniciales de la pandemia y los mensajes contradictorios que se difundían en RR.SS. no han ayudado, y esto ha hecho que gran parte de la población haya sufrido el miedo paralizante propio de una situación tan insólita.
Una vez superada esta primera fase, tenemos que ser positivos y saber que vamos a salir de esto. Para ello, es primordial que no nos aislemos ni nos dejemos llevar por pánico. Ser prudentes es bueno, pero sin obsesiones.
Pensar en positivo es vital. Además, debemos tener en cuenta que las emociones positivas activan las endorfinas y la oxitocina. En palabras del psicólogo Martin Seligman, “La vida trae contratiempos y tragedias… y el optimista los resiste mejor”.
Algunas recomendaciones para recuperar el bienestar perdido durante la pandemia son:
Apoyarnos en la familia y los amigos, no quedarnos solos con nuestras preocupaciones.
Entender el trabajo y los estudios también como vía de escape, de sociabilización, realización y para evitar el aislamiento.
Y sobre todo, no descuidar el autocuidado: en el vídeo encontrareis algunos recursos y referencias para cuidaros con el deporte, el optimismo, el disfrute, el arte y la paz mental.
¿Cuándo debemos pedir ayuda?
Para esto es importante tener en cuenta dos cosas:
La frecuencia: número de veces en las que sentimos miedo en un espacio de tiempo concreto. No es lo mismo tener miedo una vez a la semana o una vez al mes, que tenerlo a diario.
La intensidad: fuerza con la que aparece ese miedo, esa sensación, ese malestar, esa conducta, etc.
A veces, llevamos tanto tiempo teniendo miedo y con estrés que esto afecta a nuestro ánimo, a nuestra paz mental, incluso al sueño o a la alimentación. Esto en muchos casos nos hace estar tristes, no tener ganas de hacer nada, estamos más despistados o nos cuesta tomar decisiones. Si notamos este tipo de alteraciones significativas, es el momento de pedir ayuda.
Paula Madrigal
Psicóloga