Como elemento fundamental de seguridad, el líquido de frenos se encarga de accionar cada una de las piezas del sistema de frenado cuando se acciona el pedal del freno, por lo que hay que mantener una cierta regularidad en su cambio para asegurar el correcto funcionamiento.
El sistema de frenado de los vehículos se compone de múltiples elementos como las pastillas, los latiguillos, las pinzas de freno, etc., y todos ellos se desplazan para su correcta gestión gracias al líquido de frenos, que se activa siempre en el momento en que se pisa el pedal del freno, por lo que se convierte en fundamental para el funcionamiento del circuito de frenado, que es uno de los más importantes para la seguridad de un vehículo.
Es además fundamental que este líquido no contenga burbujas en su circuito, ya que el aire se comprime con mucha más facilidad que el líquido y, en el caso de tener oxígeno en el interior del circuito, la frenada del vehículo no será la adecuada. Por este motivo es también fundamental realizar la purga de los frenos para evitar la presencia de burbujas en el circuito.
Para que las tuberías y piezas metálicas que conforman el sistema de frenado esté en buenas condiciones es fundamental el cambio periódico del líquido de frenos para evitar la condensación y que un sistema hidráulico de frenos, como podría ser el ABS, contenga partículas de agua dentro del líquido de frenos.
El ABS, al estar compuesto por una buena serie de válvulas mecánicas, podría generar óxido ante la presencia de partículas de agua, por lo que dichos mecanismos tendrían más dificultad para abrir y cerrar correctamente, generando un riesgo claro por ejemplo en una frenada de emergencia. El proceso de liberación de presión en la frenada podría generar un patinazo que podría impedir el control necesario de la dirección del coche, todo ello evitable con el correcto funcionamiento y mantenimiento del líquido de frenos.
La mayoría de los fabricantes recomiendan este cambio aproximadamente cada 2 años. Es importante saber que no se debe emplear cualquier tipo de líquido de frenos, siendo el DOT 4 el que mayoritariamente se aconseja (se indica así el punto de ebullición del líquido), ya que es fundamentalmente que aguante el calentamiento que se trasmite al líquido de frenos, y que se produce por el roce de las pastillas con los discos, evitando que se produzcan burbujas o que el líquido se salga del tapón de su depósito por ebullición.
¿Dónde está el líquido de frenos en el coche?
Normalmente para comprobar el nivel del líquido de frenos, tras levantar el capó encontraremos un depósito blanco con un tapón que suele ser de color negro. Este depósito contiene el líquido que es muy corrosivo y con el que hay que tener precaución al manipularlo.
El problema real se presenta cuando hay pérdidas de líquido, ya que se produce aire en el líquido y en el circuito, por lo que no se debe echar líquido de frenos sin antes realizar la correspondiente purga de los frenos.
Purgar los frenos requiere ya ciertos conocimientos de mecánica y conviene que lo realice un técnico especializado con una máquina de vacío.
Por supuesto ante un cambio de pastillas de freno es fundamental también revisar el nivel del líquido de frenos para ajustar perfectamente todos los sistemas de frenado a las nuevas pastillas.